Monarquía: No tengo el más mínimo respeto por la institución y todo el respeto por las personas. Pero por las personas no porque se llamen tal o cual, sino el que tengo por cualquier persona que me encuentro. Unos me parecen imbéciles y otros, muy listos. Borbones o borrachos de bar. Lo de los juancarlistas (aquellos que simpatizan con la figura del Rey Juan Carlos o mejor dicho con su persona, fruto de su campechanía y savoir faire, y no necesariamente con la Corona) es la misma historia. Yo no soy monárquico ni juancarlista. Estos últimos se creen menores de edad también y creen que este rey se ha ganado el sueldo. Pero a mí no me gusta pagarle el sueldo a nadie. En pleno siglo XXI es muy siniestro seguir hablando de reyes. Es muy lamentable, muy anacrónico y muy antiguo”.
Príncipes: Simoneta Gómez Acebo empezó a decirme que Leti quería conocerme. Yo había leído algunas revistas mexicanas en las que antiguas amigas de Leti decían una cosa que a mí me gusta mucho: que yo era su cantante de cabecera. El caso es que los simonetos me llamaron dos veces para que nos viésemos en su casa con los principitos, y por prejuicios, porque sé lo que le conviene a mi carrera y porque hay fotos en las que no quiero salir, no fui. La tercera vez que me llamó (Simoneta), gritó: ‘¡Si no vienes te mando a la Guardia Civil, cabrón!’. Era una cena absolutamente privada. Entonces le dije a Simoneta que parecía que no querían mezclarse con la plebe y que si no era así que aceptaran venir ellos a mi casa. Pero ella me dijo que no, porque deSastrón les había compuesto un vals de boda a los principitos y se lo querían poner. Me pareció un argumento estupendo, así que fuimos nosotros. Estuvimos solos los seis hasta las tres o cuatro de la mañana, que empezaron a llegar cachorros de la aristocracia con modelos. Es decir, Laura Ponte, el hermano de Simoneta que luego se casó con ella y cuatro o cinco más. Todos de esa índole, muy simpáticos y con cara de haber estado montando a caballo por la tarde. Cuando deSastrón puso el vals, que era un vals dedicado, yo, con un poquito de maldad, en lugar de que fueran los principitos los primeros que bailaran su vals, saqué a Leti a bailar. El caso es que estoy bailando con Leti y le digo al Príncipe a gritos: ‘Oye, Felipe, ¡saca a bailar a mi novia que le está dando un tremendo ataque de cuernos!’. El Príncipe la sacó porque es un caballero –no por príncipe, sino por caballero– y bailamos el vals nupcial Leti y yo y el Príncipe y Jimena. Luego me contó mi novia que, cuando acabó el vals, el Príncipe le dijo una sola frase: ‘Bailas de cojones’. La Leti me contó, casi de entrada, un chiste de Lepe sobre ella muy divertido: ‘¿En qué se parece Estefanía de Mónaco a Letizia? En que Estefanía folla con un funambulista y Letizia es una fulana muy lista’. Ése es el límite al que puedo llegar sobre esa noche. Leti es una chica lista e inquieta. En fin. Yo la apoyo porque creo que, con un poquito de suerte, puede traernos la Tercera República.Y ya no diré más”.
Mariano Rajoy: Creo que es mucho más derecha ilustrada de lo que le está obligando una cierta facción de su propio partido, y creo también que el cáncer son Acebes y Zaplana. Y Aznar, claro. Justo aquello de lo que no se ha podido librar. Siempre he pensado que Rajoy sería un político ilustrado de derechas mucho más sensato que esta espantosa huida hacia atrás que se está produciendo desde su partido”.
Felipe González: Asumí las querellas que me pudiera poner por llamar a Felipe González el señor X (el responsable máximo de los GAL, el cerebro en la sombra). No se querelló. Y además hace poco me invitó a cenar y, naturalmente, no fui. Yo nunca pisé La Bodeguilla. Jamás. En mi opinión, el entorno de Felipe es detestable. Me parece que arruinaron y llenaron de mierda las esperanzas más nobles de la izquierda de este país, que llevaba muchísimos años soportando el franquismo y que hizo un esfuerzo por no ser cainita durante la Transición y no recuperar la memoria. No se persiguió a nadie y nadie tuvo que ir a declarar nada. Todo eso se enterró y luego vino un Gobierno de izquierdas por primera vez desde Azaña, con una mayoría de votos que no se había conocido en la Europa occidental nunca… y acaba con Roldán, con Mario Conde, con Mariano Rubio, con Barrionuevo, con Amedo… Nunca perdonaré a esa gente que hizo eso”.
Rodríguez Zapatero: Yo llevo en el bolsillo un cheque en blanco y por lo pronto sigue siendo para Zapatero. Por alguna extraña razón me tiene comprada un poquito la voluntad ‘el hombre que hace zapatos’, como diría García Márquez. Le encuentro una rara nobleza. Además, llegó al poder de un modo rarísimo, en un congreso muy raro. Por lo pronto, Zapatero tiene mi mano y me tomo una caña con él encantado. Por lo pronto. ¿Acabará defraudándonos? Es muy probable”.
Estatut: Opino como casi toda la prensa de derechas y casi toda la de la izquierda, que desde el PSOE están prendiéndole fuego a una hoguera que no era necesaria en absoluto. Las encuestas dicen claramente, incluso las encuestas catalanas, que no es lo que le preocupa a la gente. Zapatero es uno de los políticos más valientes y decentes que he visto en mi vida, pero pienso que se está metiendo en guerras innecesarias. Creo además que eso se acaba de abrir, porque luego vienen los vascos, los canarios…”.
Partido Popular: El PP es un horror de partido. Hubo un momento en el que el PP, refundado con Aznar en la oposición, sirvió para que la derecha española no se echara al monte. Pero ahora está en el monte y Ángel Acebes, ex ministro del Interior, es el más tonto de la clase”.
Política: Detesto en el fondo de mi corazón la política. Tanto, que creo que no puede dejarse en manos de los políticos profesionales: tenemos que ocuparnos los propios ciudadanos, y los míos no existen ya, a los míos los quiero siempre en la oposición. Yo soy ácrata. No he votado nunca por eso”.
Buenos Aires: Tengo un amor absolutamente pasional y a primera vista con esta ciudad, tan hospitalaria como desconfiada. Al principio no se fía mucho cuando llegas, pero si ve que lo haces en serio y te aporteñas, como he hecho yo, entonces te da todo, y más. Demasiado, para mi gusto. La relación que tiene esta ciudad con los artistas los puede enloquecer. Los hace vivir en una especie de nube, y los lleva de nube a nube en limusina. Y eso no me parece que sea lo mejor para un artista.
El arte: Yo soy un artesano, en el mejor sentido de la palabra. Un artesano que hace una silla poniendo el alma en ella. Y una canción debe ser un sitio donde uno se pueda sentar a descansar, dormir o soñar. Es un oficio, somos una especie de mediums, gente que ha tenido la suerte de poder dedicar el tiempo a contar lo que otros no pueden contar, porque están trabajando en otras cosas.
Pinochet: Le tengo un enorme desprecio a la muerte. Esa señora no merece ni que se hable de ella, uno debe celebrar todos los días la vida. Ni siquiera celebro cuando se muere gente que no dejó que sus enemigos murieran en la cama, como Pinochet. Me da un poquito de alegría, pero no brindo con champán.
Arjona: He escuchado las canciones de Arjona y ha estado un día en mi casa, pero no voy a hablar de qué me parecen sus canciones, porque sé que hay por ahí rodando un montón de odiosas comparaciones. Me parece un cantante estupendo.
Diego y la droga: Lo de Diego es absolutamente milagroso, él está perfecto. Y es más coherente de lo que muchos creen, dice que está asustado porque el drogadicto lo es siempre. Yo siempre conté que el día que dije que no, hace seis años, fue hasta hoy. No diré que no he tenido alguna vez cierta nostalgia, pero no me he internado, no he ido a hacer cosas de alcohólicos anónimos cobardes, detesto absolutamente a los psiquiatras. Se puede dejar sin transformarse en una monja fundamentalista. Hay médicos amigos que me dicen que estoy haciendo más daño ahora que antes, porque digo que uno se puede quitar facilísimamente. Fue lo que me sucedió a mí. Me dicen que no. Bueno, yo me quité, de la noche a la mañana, no sueño con eso. No tengo la menor vocación de evangelizador, ni me voy a convertir en un tipo que juega partidos contra la droga.
Las colas: Que la gente haga colas para comprar entradas para mis shows me parece muy raro, porque yo no haría cola para nada. Pero es muy emocionante y lo vivo un poco como si lo estuviera viendo de afuera. Es difícil creer que estas cosas le pasen a uno.
El brillo: Todavía no llegó el disco brillante, ni el libro brillante, ni el polvo brillante. Uno siempre piensa que se quedó corto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario